Las relaciones entre los miembros de una familia son determinantes en el desarrollo de cada uno y del sistema entero.
El terapeuta y escritor Jasper Jull propone la “igual dignidad”, definida como la igualdad de valor, o “el respeto mutuo de la integridad de las partes”.
Cuando hay igual dignidad, las necesidades, opiniones y deseos de cada persona son tratados con compromiso, y no se rechazan o minimizan por su sexo, edad, creencias, o cualquier otra razón. Es decir: tus afirmaciones tienen valor para la comunidad, simplemente porque formas parte de ella.
El trato con igual dignidad dista de la condescendencia. Los diálogos por el respeto de la expresión de los pensamientos, valores, sueños, sentimientos; de los que reciben respuestas sinceras, y si hay críticas son constructivas. Así se alimenta la reciprocidad. Ninguna de las partes se siente con derecho a ofender.
Ejemplo de dignidad desigual:
Hija: “Deja de someterme. Eres una anticuada”.
Madre: “No seas sinvergüenza”.
Igual dignidad:
Hija: “Te entiendo que estés preocupada porque Caracas es insegura, pero necesito libertad y estaré en un lugar seguro”. ç
Hija: “Te entiendo que estés preocupada porque Caracas es insegura, pero necesito libertad y estaré en un lugar seguro”. ç
Madre: “Vas a ir ganando tu libertad de a poco. Podemos negociar una hora más, pero ponte en mi lugar que me cuesta descansar si no has llegado".
Pregúntate:
¿Tratas y te tratan con igual dignidad?
¿Tratas y te tratan con igual dignidad?