Un juicio es una interpretación o valoración acerca de algo; por ello, un juicio no es 100% objetivo.
Mediante los juicios demostramos nuestras preferencias, valores, convicciones... Ellos guían nuestro recorrido, porque nos creemos nuestros juicios. Por Ej.: “Soy impulsivo”. De esta manera se complica escapar de esta forma de ser.
Jamás dejamos de juzgar, no existe la neutralidad en nuestra vida. De forma evidente o sutil, los juicios inciden en nuestras acciones, porque sientan la base para las decisiones que tomamos.
Hay juicios facilitadores (que nos abren posibilidades) y limitantes (más bien las cierran). La maravilla es que todos podemos desarrollar la “madre de las competencias”: aprender a aprender, y llegar a ser como queremos ser.
“El país de las oportunidades es más que un lugar… es la apertura a nuevas ideas, la predisposición a escuchar, la ilusión de aprender, el deseo de crecer y la flexibilidad de cambiar”. Bárbara Hateley
Por Daniel Duque
@danielduque21
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