"Fui bebé, luego niño, luego adolescente, luego adolescente, luego adolescente...".
La adultescencia es un término usado para referirse a los adultos que siguen siendo adolescentes. Cuando los hijos alcanzan la adolescencia, los padres deberían contribuir para que accedan a su autonomía (característica básica de la adultez), pero esto no siempre ocurre, por múltiples razones, entre ellas que los hijos son usados como puentes en la relación de los padres, y al ellos irse, surgirá la incertidumbre.
La adultescencia es un término usado para referirse a los adultos que siguen siendo adolescentes. Cuando los hijos alcanzan la adolescencia, los padres deberían contribuir para que accedan a su autonomía (característica básica de la adultez), pero esto no siempre ocurre, por múltiples razones, entre ellas que los hijos son usados como puentes en la relación de los padres, y al ellos irse, surgirá la incertidumbre.
La rebeldía es uan característica típica de la adolescencia, ya que es, la mayoría de las veces, necesaria, aunque sea difícil de manejar. Rebelarse es importante para llegar a la adultez. Mediante la rebeldía ocurre el "desprendimiento" de los padres. El adolescente que escoge la sumisión, extiende la etapa en la que adolece de identidad propia.
En la adolescencia nace la necesidad de la intimidad sexual, el deseo, la curiosidad, las ganas de probar cosas nuevas, y todo esto que nos permite crecer, no es posible hacerlo complaciendo a los padres en todo momento.
El adolescente que no logra desprenderse, lo manifiesta de diversas maneras, y así hace notar su posición de estancamiento. Puede presentar pésimo rendimiento en sus estudios, no encontrar trabajo, caer en adicciones, enfermarse a cada rato, hacerse adicto a los videojuegos, tener mala conducta, robar, pelear, entre otras reacciones.
Para manejar una buena relación con un adolescente es vital negociar y alcanzar acuerdos. La comunicación abierta (sin miedo), acerca de todos los temas posibles, es necesaria para que los hijos no se transformen en adultescentes. Recordemos no caer en lo que marca la canción “No Basta” de Franco de Vita: “porque cuando quiso hablarte de sexo, se te subieron los colores al rostro, y te fuiste…”.
En relación al ámbito de pareja, "el adultescente" suele atraer a otro "adultescente", y en su dinámica uno de los dos juega a ser el adulto mientras el otro juega al niño, que él en el fondo quiere ser. Una pareja sana es la conformada por dos adultos comprometidos con la vida.
La comodidad puede ser una trampa que no nos permite crecer. No caigamos en ella. Cuidado, es muy seductora.
Por Daniel Duque @danielduque21