lunes, 30 de marzo de 2020

La comodidad puede ser una trampa que no nos permite crecer


"Fui bebé, luego niño, luego adolescente, luego adolescente, luego adolescente...".

La adultescencia es un término usado para referirse a los adultos que siguen siendo adolescentes. Cuando los hijos alcanzan la adolescencia, los padres deberían contribuir para que accedan a su autonomía (característica básica de la adultez), pero esto no siempre ocurre, por múltiples razones, entre ellas que los hijos son usados como puentes en la relación de los padres, y al ellos irse, surgirá la incertidumbre.

La rebeldía es uan característica típica de la adolescencia, ya que es, la mayoría de las veces, necesaria, aunque sea difícil de manejar. Rebelarse es importante para llegar a la adultez. Mediante la rebeldía ocurre el "desprendimiento" de los padres. El adolescente que escoge la sumisión, extiende la etapa en la que adolece de identidad propia. 

En la adolescencia nace la necesidad de la intimidad sexual, el deseo, la curiosidad, las ganas de probar cosas nuevas, y todo esto que nos permite crecer, no es posible hacerlo complaciendo a los padres en todo momento. 

El adolescente que no logra desprenderse, lo manifiesta de diversas maneras, y así hace notar su posición de estancamiento. Puede presentar pésimo rendimiento en sus estudios, no encontrar trabajo, caer en adicciones, enfermarse a cada rato, hacerse adicto a los videojuegos, tener mala conducta, robar, pelear, entre otras reacciones. 

Para manejar una buena relación con un adolescente es vital negociar y alcanzar acuerdos. La comunicación abierta (sin miedo), acerca de todos los temas posibles, es necesaria para que los hijos no se transformen en adultescentes. Recordemos no caer en lo que marca la canción “No Basta” de Franco de Vita: “porque cuando quiso hablarte de sexo, se te subieron los colores al rostro, y te fuiste…”.

En relación al ámbito de pareja, "el adultescente" suele atraer a otro "adultescente", y en su dinámica uno de los dos juega a ser el adulto mientras el otro juega al niño, que él en el fondo quiere ser. Una pareja sana es la conformada por dos adultos comprometidos con la vida.

La comodidad puede ser una trampa que no nos permite crecer. No caigamos en ella. Cuidado, es muy seductora.

Por Daniel Duque  @danielduque21

3 comentarios:

  1. Lo felicito por el artículo. Yo considero que después de cierta edad los hijos/as deben independizarse para lograr crecer en otros aspectos que no lograrían si se quedan en la casa de los padres. Tampoco esperar que el hijo/a se case para irse de casa. Saludos

    ResponderEliminar
  2. "Intentar eliminar el placer para evolucionar siempre fallará, ya que es satisfaciendo cada nivel de deseo que uno naturalmente se eleva a la siguiente etapa. Sólo el niño satisfecho llega a una adultez saludable. Cualquiera de las áreas incompletas cuando niño, continuará existiendo en la personalidad adulta como áreas oscuras y sombrías que rechazan a la luz, como heridas secretas que tratan desesperadamente de ser sanadas una y otra vez. La satisfacción en un nivel lleva al siguiente, espontáneamente". (Fragmento del libro Iluminación de MSI)

    ResponderEliminar

Mejoremos Nuestros Vínculos en Conjunto

OJALÁ, POR “DIOS”, ¡OJALÁ!

POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL PONERSE DE ACUERDO Y TAN FÁCIL ESTAR EN DESACUERDO O POR QUÉ JUNTO SE ESCRIBE SEPARADO Y SEPARADO SE ESCRIBE TODO JUN...