lunes, 1 de junio de 2020

Los nuevos valores de la familia


Hoy es común escuchar a los hijos hablando de la novia o del novio de su papá o mamá. Hace décadas el “hasta que la muerte los separe” se ha venido transformando. 

Las relaciones han cambiado. Por ejemplo: un gran porcentaje de las personas que estrenan rol de padres han pasado la mayor parte de su infancia en instituciones de cuidado infantil. Por otro lado, las familias, sobre todo en los niveles socioeconómicos medio-alto tienden a ser más reducidas, debido a que ha cambiado el rol de la mujer que ya no se dedica únicamente al cuidado de la casa. Antes la madre se veía obligada a revalidar su rol, por ello se dedicaba a criar un hijo tras otro.

Parte del nuevo contexto incluye la obsolescencia del rígido reparto de roles y de los preceptos religiosos. El modelo patriarcal, en el que la jerarquía aprobada ubicaba al hombre en la cima, por debajo a la mujer, y mucho más abajo a los hijos, ha caído en desuso. Sin embargo, no dejemos de tomar en cuenta que muchas familias aún lo practican, y estas deben convivir con las que no lo hacen. 

En nuestra sociedad, los niños quieren dejar su condición infantil lo más pronto posible, al tiempo que se prolonga la adolescencia, dándose un fenómeno llamado “adultescencia”. 

Esta realidad hace que se despliegue un gran número de interrogantes: ¿qué hacer si encuentro a mi hijo de once años fumando?, ¿qué le respondo a mi hija de catorce años que quiere ir a una pijamada a la que también irán chicos?, ¿de qué manera puedo rescatar el diálogo en mi familia, si mis hijos no se despegan de los videojuegos?

En nuestro mundo ya no se sabe bien qué es lo que se debe hacer, las normas que marcaban lo correcto o lo incorrecto se han diluido. Los representantes familiares cuentan con investigaciones y especialistas, aunque, también es cierto que los expertos muchas veces están en desacuerdo en relación a las decisiones apropiadas.

La familia, como toda institución humana, es producto de la cultura; por lo tanto, está sujeta a cambios. Mencionemos algunas tendencias de comportamiento que por su carácter reiterativo constituyen parte importante de los nuevos valores de la familia actual.

- Matrimonios y divorcios múltiples. 
- Los hombres cada vez integran más aspectos considerados femeninos, y las mujeres aspectos masculinos: la feminidad ha dejado de ser un sinónimo de fragilidad. Esta semejanza de géneros hace que cada vez existan más familias en las que la mujer sale a trabajar y el hombre se quede a lavar la ropa y a cuidar a los hijos.
- Optar por la soltería es cada vez más aceptado. 
- Se permiten variadas formas de convivencia. Las parejas abiertas o liberales que invitan a terceros a sus prácticas sexuales o que asisten a clubes de swingers, son parte de nuestra cotidianidad.
- La procreación a partir de la reproducción asistida genera un tipo de “nuevos padres”. 

Estas situaciones nos demuestran que hemos transitado de un paradigma simple, a uno complejo, impactado por la globalización. Por lo que hoy en día se ha de desplazar el acento de lo restrictivo-sancionador, hacia lo comprensivo-reparador.

Merecen recordarse las palabras del escritor y político estadounidense Henry Demarest Lloyd: “Las iglesias van y vienen, pero sólo hay una religión verdadera: la consciencia en acción”. 

Por Daniel Duque @danielduque21

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